En su texto de Introducción al Pensamiento Complejo, el autor Edgar Morín nos invita a repensar el actuar del hombre para transformar y evolucionar el conocimiento, de ahí la necesidad que expresa de desarrollar un método complejo de pensar la experiencia humana, partiendo de lo multifacético, de lo integrador, de lo multidimensional; dejando lo sectores limitados del saber, la tentación del pensamiento reduccionista y disgregador ya que estos mutilan la realidad, en la práctica docente de la escuela primaria, esta nueva visión puede reflejarse con el trabajo a partir de proyectos integradores que promuevan la integración y lo multifacético.
En otro apartado, Morín señala que la vida social de los seres humanos nos obliga a actuar como máquina triviales de la cual se pueden predecir los comportamientos, pero en una situación de crisis con acontecimientos no triviales incrementan las incertidumbres, la predictibilidad disminuye, los desordenes se vuelven amenazadores, las regulaciones fallan o se desarticulan y es necesario inventar estrategias para salir de la crisis, abandonar las soluciones que daban respuesta a la vieja crisis y elaborar soluciones novedosas. En la práctica docente de la enseñanza de las matemáticas esta trivialidad puede romperse con el planteamiento de un enfoque que recupere la problemicidad con desafíos logrando generar las contradicciones cognitivas de los alumnos. En este proceso la complejidad nos vuelve prudentes de la trivialidad aparente de los determinismos, nos sacude la pereza del espíritu y nos muestra que no debemos encerrarnos en la creencia que lo que sucede ahora va a continuar indefinidamente, lo que en la práctica se vería reflejado con procesos de pensamiento como: la inducción, generalización, análisis, síntesis, que rompen con la trivialidad de la memorización y mecanización.
En otro apartado, Morín señala que la vida social de los seres humanos nos obliga a actuar como máquina triviales de la cual se pueden predecir los comportamientos, pero en una situación de crisis con acontecimientos no triviales incrementan las incertidumbres, la predictibilidad disminuye, los desordenes se vuelven amenazadores, las regulaciones fallan o se desarticulan y es necesario inventar estrategias para salir de la crisis, abandonar las soluciones que daban respuesta a la vieja crisis y elaborar soluciones novedosas. En la práctica docente de la enseñanza de las matemáticas esta trivialidad puede romperse con el planteamiento de un enfoque que recupere la problemicidad con desafíos logrando generar las contradicciones cognitivas de los alumnos. En este proceso la complejidad nos vuelve prudentes de la trivialidad aparente de los determinismos, nos sacude la pereza del espíritu y nos muestra que no debemos encerrarnos en la creencia que lo que sucede ahora va a continuar indefinidamente, lo que en la práctica se vería reflejado con procesos de pensamiento como: la inducción, generalización, análisis, síntesis, que rompen con la trivialidad de la memorización y mecanización.