DIFERENCIACIÓN DE LOS TIEMPOS ESTUDIANTILES E IMPACTO SOBRE EL PROCESO DE AFILIACIÓN
Nicolas Malinowski
MARÍA LUCÍA RAMÍREZ MIRANDA
Tradicionalmente los sistemas educativos y el sistema universitario en particular ha tenido la concepción de formar a los estudiantes exclusívamente en la esfera económica; tratando de adaptar los sistemas educativos a los cambios sufridos en el mundo de la producción, el comercio y la empresa.
Sin embargo existen otras dimensiones que es necesario tomar en cuenta que supera las únicas consideraciones de carácter laboral; ya que como lo revela Edgar Morin; ésta engloba dos consideraciones:
1. Trans-secular. La universidad constituye la memoria de los conocimientos acumulados durante nuestra historia, los regenera, les da sentido, los actualiza según los retos que propone el presente y los que afrontarán las generaciones futuras.
2. Trans-nacional. Los conocimientos contemplados no son tributarios de los cierres nacionalistas, y llevan la aspiración ética de una humanidad concebida como totalidad.
Por lo que se plantea la hipótesis de una forma de experiencia estudiantil más comprometida, involucrada en actividades extra-escolares, (actividades asociativas, culturales, musicales o físicas) que además de ser probablemente más formadoras y enriquecedoras desde un punto de vista social, se revela también más eficiente tanto a nivel de los estudios como de la existencia simbólica de la institución; ya que al ser consideradas como actividades optativas y no directamente vinculadas a la carrera de inscripción, la participación en algunas de ellas depende de una decisión propia, que compromete al estudiante o a la estudiante como individuo social y creativo.
Ante esto, el colectivo docente y administrativo debe promocionar y coordinar actividades extra-universitarias; formado grupos, favoreciendo encuentros productivos entre estudiantes, sobre todo entre quienes no se conocen.
De ésta manera la universidad no solo contituye un espacio de desarrollo cognitivo, sino que tambien se potencia el desarrollo social de los estudiantes; ayudándolos a superar el sentimiento de extrañeza y de incertidumbre que viven al principio los nuevos estudiantes y en consecuencia, alcanzan más rápido la fase de afiliación, que es la fase de control, de la conversación, de agregación, permitiendole al estudiante interpretar o trangredir las reglas.
Esta afiliación es vista como un proceso complejo que le ayude al estudiante a formarse un conjunto de referentes en el seno universitario, dándole un trabajo personal y un esfuerzo de socialización, adhesión e identidad colectiva estudiantil.
Y entonces sí, el papel de las instituciones de enseñanza superior será como garantes de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad presentando la educación como un bien público necesario para la promoción a nivel mundial, de una «cultura de la paz».
Nicolas Malinowski
MARÍA LUCÍA RAMÍREZ MIRANDA
Tradicionalmente los sistemas educativos y el sistema universitario en particular ha tenido la concepción de formar a los estudiantes exclusívamente en la esfera económica; tratando de adaptar los sistemas educativos a los cambios sufridos en el mundo de la producción, el comercio y la empresa.
Sin embargo existen otras dimensiones que es necesario tomar en cuenta que supera las únicas consideraciones de carácter laboral; ya que como lo revela Edgar Morin; ésta engloba dos consideraciones:
1. Trans-secular. La universidad constituye la memoria de los conocimientos acumulados durante nuestra historia, los regenera, les da sentido, los actualiza según los retos que propone el presente y los que afrontarán las generaciones futuras.
2. Trans-nacional. Los conocimientos contemplados no son tributarios de los cierres nacionalistas, y llevan la aspiración ética de una humanidad concebida como totalidad.
Por lo que se plantea la hipótesis de una forma de experiencia estudiantil más comprometida, involucrada en actividades extra-escolares, (actividades asociativas, culturales, musicales o físicas) que además de ser probablemente más formadoras y enriquecedoras desde un punto de vista social, se revela también más eficiente tanto a nivel de los estudios como de la existencia simbólica de la institución; ya que al ser consideradas como actividades optativas y no directamente vinculadas a la carrera de inscripción, la participación en algunas de ellas depende de una decisión propia, que compromete al estudiante o a la estudiante como individuo social y creativo.
Ante esto, el colectivo docente y administrativo debe promocionar y coordinar actividades extra-universitarias; formado grupos, favoreciendo encuentros productivos entre estudiantes, sobre todo entre quienes no se conocen.
De ésta manera la universidad no solo contituye un espacio de desarrollo cognitivo, sino que tambien se potencia el desarrollo social de los estudiantes; ayudándolos a superar el sentimiento de extrañeza y de incertidumbre que viven al principio los nuevos estudiantes y en consecuencia, alcanzan más rápido la fase de afiliación, que es la fase de control, de la conversación, de agregación, permitiendole al estudiante interpretar o trangredir las reglas.
Esta afiliación es vista como un proceso complejo que le ayude al estudiante a formarse un conjunto de referentes en el seno universitario, dándole un trabajo personal y un esfuerzo de socialización, adhesión e identidad colectiva estudiantil.
Y entonces sí, el papel de las instituciones de enseñanza superior será como garantes de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad presentando la educación como un bien público necesario para la promoción a nivel mundial, de una «cultura de la paz».